CRÍTICA: Teatro en Off Side Daniel Gaguine Noticias Urbanas

El Otro señor G.
Calificación: **** MUY BUENA

De Alfredo Martín. Con Pablo Tiscornia, Fernando Bracalenti, Luis Aponte, Alfredo Martín, Raimundo Levy, Silvia Sanchez, Claudio Rangnau, Guillermo Martín Giusto y Hernán Sebastiani.Vestuario y Utilería: Ana C. Revello, Escenografía: Alejandro Alonso. Luces: Magalí Acha y Fernando Berreta. Musica: Gustavo Twardy. Direccion Alfredo Martín.El Kafka Lambaré 866. Sábados 23hs.
Yakov Goliadkin es un funcionario del montón dentro de la burocracia rusa. Busca ascender con una vacante, así como el amor de una mujer. Ante la incertidumbre intenta rebelarse a su destino pero la aparicón de su igual -pero no tanto- , hace que cambie toda su existencia. Hay un desdoblamiento del ser que deja de ser único y se manifiesta de manera subrepticia como la sociedad utiliza al conveniente, desterrando sin piedad a aquel que no le es útil. Pablo Tiscornia y Fernando Bracalenti son las dos caras de un ser al que componen con soltura y sobriedad. La creación de climas y situaciones son muy bien resueltas por una escenografía e iluminación de nivel. Inspirada en El doble de Fiodor Dostoievski "El otro señor G."establece una crítica a la sociedad estructurada y burocrática donde prima la utilidad del individuo por sobre todas las cosas.
Bs As 13 diciembre del 2007

REPORTAJE: El señor G. tiene nombre de punto. Hernán Rizzone para Noticias Urbanas

Alfredo martín es un director con una vasta experiencia que tiene a su cargo la puesta de "El otro señor G." En esta pieza, el protagonista es un personaje de "doble personalidad, una especie de Dr. Jekill o Mr. Hyde.

La temporada teatral porteña ya esta casi terminada y queda poco para ver. Entre las opciones que restan, vale la pena "El Otro señor G." que se da por ultima vez (este año) el próximo sábado desde las 23, en El Kafka Espacio Teatral. Lambaré 866.

Dirigida por Alfredo Martín, en la obra actúan Pablo Tiscornia, Fernando Bracalenti, Luis Aponte, Raymundo Levy, Claudio Germán Rangnau, Hernán Sebastiani, Guillermo Martín Giusto, Silvia Sanchez y el propio director.
Es una adaptación libre de "El doble" , la novela donde Fiodor Dostoievski desarrolla un tópico de la literatura fantástica, de finales del siglo XVIII, explorado tambien por Edgar Allan Poe y E.T.Hoffman.
La puesta de Alfredo martín hace foco en las obsesiones de Yakov Petrovich Goliadkin, un burócrata ignorado en todos los "ascensores". Cuando queda libre una vacante y otra vez es despreciado, Goliadkin decide pasar a la acción, "alterando" abruptamente su vida: comete una serie de imprudencias que lo dejan en una situación ridícula, reprobado y si fuera posible mas desprestigiado. Herido en su amor propio intuye una conspiración urdida por sus superiores y compañeros. En ese momento aparece el impostor, su doble. El protagonista intentará aliarse a la "novedad" para hacer frente a quienes imagina son sus enemigos.

-Se podría decir que sos un hombre múltiple...
-Hace veinte años que hago teatro, psiquiatría y psicoanalisis. La pieza es de 1846, pero mantiene una gran vigencia. Al encontrar el texto, observe que aparecían temas médicos y otros que también hacen al orden artístico. La propuesta era muy moderna para su época y resultó incomprendida.

-¿Como definirías el rol principal de un hombre gris y rutinario?
-Hay un montón de cosas que el público puede captar, analizar y cuanto mayor libertad se tenga en eso mejor. Hay un hecho sustancial: el otro es un monstruo, y un ideal en alguien que esta cansado de vivir.

-¿El fenómeno del otro puede estar en cualquiera de nosotros?
-Efectivamente. Aparece como ese otro que queremos ser, un sucedáneo de ese yo "indivisible" El yo como una forma que tenemos de referirnos a nosotros mismos. Pero si queremos coherencia y sensatez puede haber sorpresas porque nos habitan muchos "yoes".

-Se sabe, el espectador de teatro lo sabe, que cada sala tiene un estilo y el Kafka es fatigado por un público exigente. Es un lugar que casi siempre con sus propuestas invita a pensar...
-La sala donde uno se instala con una obra tiene que ver con aquello que se desea mostrar. Es decir el contexto puede facilitar una lectura o complicarla. Esta sala es ideal para nuestra obra y eso es muy valioso. Es probable que si la hiciesemos en otro lugar pudiese tener otra lectura. Y coincido; a la gente que va al Kafka le gusta ver teatro para analizar.

-Te ha tocado viajar con diferentes obras y cultivar distintos estilos teatrales, ¿que recordas de esas experiencias?
-Bueno, hay diferencias: una cosa es el paisaje nuevo y otra, eso que uno lleva adentro desde el punto de vista de la actuación. Algo que me sorprendió es que la misma obra, hecha con los mismos actores y escenografía, cuando se traslada (se modifica) y empieza a tener una lectura diferente, porque el público tiene otra mirada sobre ella. Y un tema que me preocupa es la traducción.

-¿Que te espera para el año entrante en lo laboral?
-Volvemos en febrero con esta obra. Y ya empecé la dirección de otra, "Kiev", que transcurre en Ucrania en 1911. Una época de mucho antisemitismo, antes de la 1º guerra mundial. Se trata de una pieza dificil; es todo un desafío dirigir un texto de otro, de Christian Lange en este caso. Es algo intimista, tres personajes. Seguramente estrenaremos en mayo en la sala del Teatro "El búho"

Buenos Aires 13 de diciembre del 2007

CRÍTICA: Diego Braude, Imaginacion Atrapada

"El otro señor G." Hombres como fusibles que sueñan
por Diego Braude jbraude@ciudad.com.ar
Autoría y Dirección: Alfredo Martín
Intérpretes: Luis Aponte, Fernando Bracalenti, Guillermo Martín Giusto, Raymundo Levy, Alfredo Martín, Claudio Rangnau, Silvia Sanchez, Hernán Sebastiani y Pablo Tiscornia.
Vestuario: Ana Crevello Escenografía: Alejandro Alonso Diseño de luces: Magali Acha, Fernando Berreta Música original: Gustavo Twardy Utilería: Ana Crevello Diseño gráfico: Julieta Selem Asistencia de dirección: Pablo Casal, Christian Lange Fotografía: Ezequiel Mazariegos Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin.
ElKafka Espacio Teatral, Lambaré 866, Teléfono: 4862-5439
Web: http://elkafkaespacioteatral.blogspot.com/
Entrada: $18,00 / $12,00 - Funciones: Sábados - 23:00 hs - Hasta el 15/12/2007. Vuelve con funciones en el mismo horario el 16/02/08

Goliadkin (producto de la imaginación de Dostoievski allá por la mitad del siglo XIX), es un empleado más dentro de la gigantesca y creciente burocracia rusa. Ha sido ignorado para un ascenso, pero eso no es de extrañarse: es de excederse en la bebida, tiene mal carácter, es medio holgazán y hasta se da el lujo de ciertos momentos de arrogancia. Se inicia la obra, y Goliadkin incurre en su última falta antes de los hechos.
Goliadkin ve conspiraciones; no lo quieren, lo alejan, sobre todo algunos personajes en particular, sobre quienes el deposita un odio que calla hacia fuera. Goliadkin quisiera ser otro, pero es quien es, y no puede con su genio. De esa combinación extraña, pareciera nacer un Otro, otro Goliadkin, uno más educado, inteligente y seductor, sin mencionar, además, más efectivo y trabajador.
Espacios sin fronteras en el espacio escénico, los actores cruzan, trabajando por estaciones. Pero todo lo demás es trabajado de forma realista, y entonces esos saltos vulneran la realidad de esas paredes invisibles que separan. Goliadkin va de su casa pobre, donde maltrata a su criado, a la oficina, donde es ignorado por sus compañeros de trabajo, al bar, donde bebe solo.
La idea del doble aparece en la narrativa occidental en el momento donde el proceso de individuación empieza a acentuarse. La introducción de un igual duplicado contradice esa individuación: no hay irreemplazables, nadie es único; es el reflejo del espejo que decide escapar de él y hacernos frente. En el mundo burocrático, esto se acentúa, y entonces es como si Dostoievski se anticipara al propio Kafka.
El protagonista ve crecer la figura de su Otro. No es la idea de un clon, sino como si un elemento de su yo se hubiera escindido, alejado de él, convirtiéndolo en sombra, y se hubiera aliado con sus enemigos.
Todo en la vida de Goliadkin se va desmoronando. Esencialmente, va desapareciendo. Es el gigante burocrático que se lo traga, lo disuelve, porque sin su puesto, no es nada. Reemplazado, mejorado, ya no hay necesidad para el Goliadkin imperfecto. El origen del personaje Otro, se convierte él mismo en el superfluo, el virtual. ¿Literatura fantástica? ¿mera locura del protagonista?
El tiempo transcurre, se estira, se expande, como una caída en cámara lenta. Es una noche calurosa y los actores lo están sufriendo. Pero, simultáneamente, ese aspecto indeseado apoya la estructura de Dostoievski, que es como el empapelado amarillo del cuarto de hotel de “Barton Fink”, que se desprende como si las paredes sudaran.
La inestabilidad final no es más que la constatación demencial de las sospechas de Goliadkin, o de la restauración del orden de un relato fantástico. El horror de Goliadkin es ser no más que un fusible que si estalla, nadie se entera; es desaparecer, miedo, terror que, casualmente, el mismo alimenta y vuelve real, pero entonces ¿Quién es el que está dentro del espejo y quién afuera?

Eva Matarazzo, Casting Porteña

Muchos autores literarios han tratado el tema del “Doble“. En las leyendas nórdica y germánica, ver el propio Doppelgänger es un augurio de muerte (Molina Foix 2007: 12). Un Doppelgänger visto por amigos o parientes de una persona puede a veces traer mala suerte, ser un mal augurio o una indicación de una enfermedad o un problema de salud inminentes. Según escribió el dramaturgo sueco Strindberg, El que ve a su doble es que va a morir (Lecouteux 1999: 8).

Los Doppelgänger del folclore no proyectan sombra y no se reflejan en espejos ni en el agua. Se supone que dan consejo a la persona que imitan, pero este consejo puede ser engañoso o malicioso. En raras ocasiones, también pueden inculcar ideas en la mente de la víctima o aparecerse a amigos y parientes, creando confusión.

En la literatura anterior al romanticismo el tema del Doble aparece prefigurado en el tema del sosias o de los gemelos, utilizado para lograr un efecto cómico en obras como las comedias sobre Anfitrión de Plauto o Molière o La comedia de las equivocaciones de Shakespeare.

El romanticismo se interesa por el fenómeno del Doble como materialización del lado oscuro y misterioso del ser humano (lo que Jung llamará la Sombra). Mario Praz (1988: 427) sugiere que cuando el público llama Frankenstein a la criatura del doctor Frankenstein no está tan equivocado como parece, pues el monstruo es de algún modo un desdoblamiento de su creador. En Los elixires del diablo, de E. T. A. Hoffmann, Medardo, el protagonista, sufre la persecución de un Doble que en ocasiones es corpóreo, pero otras veces parece una parte escindida de la psique del propio Medardo.

Fiodor Dostoyevski indaga en los recovecos de la mente del protagonista de su novela, Yakov Petrovich Goliadkin, para concebir un interesante texto, que se adelanta a su tiempo, proponiendo una mirada profunda sobre el ser y su entorno social.

Yakov decide terminar con su presente anónimo de empleado público de la burocracia rusa. Lo han ignorado en su escalafón, ascendiendo a otra persona en un puesto vacante, situación que precipita su deseo de rebelarse. Pasa a la acción “alterando” su vida abruptamente, intentando realizar lo que hasta ese día era solo un sueño del porvenir.

Se propone ascender en la escala social, intentando abordar a la hija de su jefe y comete un par de imprudencias y escándalos, que lo colocan en una situación ridícula, de desprestigio y reprobación social. Herido en su amor propio, se siente despreciado e intuye una conspiración urdida en su contra por sus superiores y compañeros y en ese momento se le aparece materialmente un doble, “un impostor”. A partir de este hecho insólito, su fantasía crece y se superpone a una realidad que se torna amenazadora. El protagonista intentará acercarse a su duplicado, para aliarse y hacer frente a quienes imagina como sus enemigos, vengándose de ellos; pero en ese intento será traicionado por este mismo personaje/duplicado, quien terminará doblándolo.

La usurpación de su personalidad por parte de ese “otro” terminará alejándolo del mundo social y convirtiéndolo en una “no persona”.

La adaptación teatral de esta novela de Dostoyevski, realizada por Alfredo Martín, quién también dirige la pieza, hace hincapié en la subjetividad y en los aspectos de ambigüedad provocados por aquel doble que ocupará el lugar del protagonista. Es interesante el juego dado entre ficción y realidad. Al mismo tiempo el clima por momentos onírico, que sumerge al espectador en esta mente oprimida por los acontecimientos que intenta evadir .

Se destaca también el desempeño actoral de todo el elenco, que logra sostener una pieza difícil, dando espacio a lo lúdico y a la creación de cada personaje.

Currículum del Director

Alfredo Martín (49) nació en Corrientes, es actor, director y dramaturgo.

Comenzó su formación actoral en 1985 en talleres con el grupo La Galera, de Héctor Presa. Luego continuó en teatro para adultos con Raúl Serrano y más adelante junto a Ricardo Bartís, trabajando en el Sportivo Teatral, de allí surge
Del Chiflete que se filtra; El despenamiento, inspirada en textos de W. Gombrowicz, estrenada en La carbonera 1997 y La máquina, entre otras.

Con Alberto Ure trabajó un par de años en los estudios de canal 13, en actuación para cámara y realizó seminarios de actuación con Daniel Veronese, El grupo El periférico de Objetos; Verónica Oddó y Julio Chávez.

Como dramaturgo se recibió en la Escuela Municipal de Dramaturgia en 1999, y realizó seminarios de dramaturgia con Mauricio Kartun, Rafael Spregelburd, Daniel Veronese, Alejandro Tantanián y Marco Antonio de la Parra.

Como docente dictó seminarios para actores, sobre procedimientos de lenguaje en la obra de Harold Pinter en Capital Federal y La Plata. Y coordina talleres de formación y entrenamiento actoral junto a Mónica Raiola en Capital federal desde hace más de diez años.

Actualmente dirige la obra El otro señor G, versión libre sobre la novela El doble, de Fedor Dostoyevski, actualmente en cartel en el teatro Kafka. Y ha comenzado los ensayos de Kiev, obra de Christian Lange, premiada en el concurso anual del Teatro El Búho, a estrenarse en mayo 2008 en la sala del mismo nombre.

Asimismo esta finalizando la preparación de dos trabajos con integrantes del taller de actuación que coordina (junto a Mónica Raiola): A pedido de mamá y Autopsia, materiales teatrales que se llevaran a escena en el 2008.

Recientemente protagonizó la obra Los muertos, dirigida por Mariano Pensoti y Beatriz Catani en El camarín de las musas. 2006/07 Obra experimental estrenada con éxito en el Festival Internacional Hebbel Theater de Berlín. Proyecto Puente Berlín- Buenos Aires.

Actuó en El amor es un francotirador dirigida por Lola Arias y Alejo Moguillansky. Espacio Callejón 2007. Participante del evento: inversión de la carga de la prueba. C. Cultural R. Rojas. Con este espectáculo se presentó en octubre/07 en el Festival internacional de Teatro Steirischer Herbst en Graz. Austria y fue invitado a Festivales de Portugal (Porto, Lisboa) y Alemania (Berlín) a realizarse en el año 2008.

También en el 2007 actuó en la obra Todos hablan dirigido por Gabriela Izcovich. Y el año anterior en La venda, sobre la novela de Siri Husvedt, con misma directora, ambas en el Teatro La Carbonera.

En el 2005 dirigió la obra Un leve dolor de Harold Pinter, puesta en El camarín de las Musas y en el 2004 protagonizó Terapia de David Lodge, también dirigida por Gabriela Izcovich, con quien también hizo Nocturno Hindú, 1997, de Antonio Tabucci. Obteniendo por esta obra el 1º Premio Nacional de teatro. Realizando una gira europea por Italia - Florencia y España- Barcelona.

Actuó también en el 2002 en Fuera de Cuadro de Javier Daulte. Coproducción hispano-argentina. Espacio Callejón en Argentina / Sala Beckett en Barcelona.

Trabajó en Bizarra en el 2003, la zaga de Rafael Spregelburd en C.C.Ricardo Rojas; con quien realizó además Raspando la Cruz y Remanente de Invierno en CC Ricardo Rojas y C. Cult. San Martín. Obras premiadas por Argentores y otras instituciones teatrales.

Encabezó como actor Los ocho de Julio, año 2003, una de las propuestas del ciclo Biodrama, de Vivi Tellas, en el Teatro Sarmiento, dirigido por Beatriz Catani y M. Pensoti y en el año 2000 actuó en la obra Ojos Ajenos, de Mariano Pensotti, en el CC Ricardo Rojas.

En 1999 es convocado para la coproducción Franco Argentina “La confesión” dirigida por Michael Didym, realizada en el Teatro San Martín durante el Festival Internacional de teatro de Buenos Aires. Y en ese mismo año dirige El Montaplatos de Harold Pinter, obra invitada a las Jornadas Nac. de Teatro Comparado.

En el 2000 estrena Glamour Indio, obra de su autoría, que obtiene el 2º premio dramaturgia nacional.
Con la obra Fragmentos de una erótica, trabajo dirigido por Javier Margulies y participó del festival internacional de les Allumees, Nantes-Francia.

Son conocidos sus trabajos como actor y director con el grupo Teatro Doméstico (B. Catani, Federico León, Jorge Sanchez) en obras como Del chiflete que se filtra, 1º premio festival de la muestra, 1995. Mención especial jurado de la comedia de la Provincia. El Líquido táctil junto a Daniel Veronese, participante del 1º festival internacional de Teatro de Buenos Aires y Perspectiva Siberia, una versión libre sobre la obra de F. Dostoyevski, obteniendo una coproducción para la puesta del Teatro Municipal San Martín.

El tema y criterios dramatúrgicos

Propuesta artística:

La obra de teatro “EL otro señor G.” es una adaptación libre de la 2º novela de Fedor Dostoyevski, El doble – 1846, que toma un tópico clásico de la literatura de finales del siglo XVIII, El doble.


El tema:

Muchos autores literarios han tratado este tema, desde Edgar A. Poe con William Wilson hasta José Saramago mas recientemente: El hombre duplicado, pasando por Le Horla de Guy de Maupassant; El extraño caso de Dr. Jekill y Mister Hyde de R. L. Stevenson; El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde; Desesperación de Vladimir Nabokov; Coparticipe secreto y Corazón de las tinieblas de Joseph Conrad; Lejana, Una flor amarilla, El perseguidor y La noche boca arriba de Julio Cortazar; Operación Shylock de Philip Roth; Aura de Carlos Fuentes; El club de lucha de Chuck Palaniuk, entre otros ya mas actuales.
Incluso algunas de estos materiales se han llevado tanto al cine como al teatro con diferente suerte. Pero es Fiodor Dostoyevski quien se interna exhaustivamente en los recovecos de la mente de su protagonista, Yakov Petrovich Goliadkin, para concebir un texto formidable y visionario. Una historia que cursa entre la ficción y la realidad, entrelazando puntos de realidad objetiva y de fantasía psíquica mostrando sus despliegues y articulaciones.
Aclaremos que por la época se trata de un material prepsicoanalítico. Sigmund Freud escribirá: “La interpretación de los sueños”, casi cincuenta años más tarde. Y luego será base de otros textos, entre ellos uno de carácter ensayístico psicológico, escrito por el Dr. Otto Rank; así como una de las fuentes del capitulo “Lo ominoso” también de las obras de Sigmund Freud.


Síntesis argumental:

El protagonista decide terminar con su presente anónimo de empleado público de la burocracia rusa. Lo han ignorado en su escalafón, ascendiendo a otra persona en un puesto vacante, situación que precipita su deseo de rebelarse. Pasa a la acción “alterando” su vida abruptamente, intentando realizar lo que hasta ese día era solo un sueño del porvenir.
Se propone ascender en la escala social, intentando abordar a la hija de su jefe y comete un par de imprudencias y escándalos, que lo colocan en una situación ridícula, de desprestigio y reprobación social.
Herido en su amor propio, se siente despreciado e intuye una conspiración urdida en su contra por sus superiores y compañeros y en ese momento se le aparece materialmente un doble, “un impostor”.

A partir de este hecho insólito, su fantasía crece y se superpone a una realidad que se torna amenazadora. Goliadkin intentará acercarse a su duplicado, para aliarse y hacer frente a quienes imagina como sus enemigos, vengándose de ellos; pero en ese intento será traicionado por este mismo personaje/duplicado, quien terminará doblándolo.

En medio de una vertiginosa sucesión de hechos, que se suceden al modo de una pesadilla, se rebasa el cauce de la propia identidad, usurpándosela. Lo ajeno cobra vida en lo propio y viceversa. Y lo que se experimenta como un deja vu, una intuición del pensamiento, terminará siendo una verdad del destino: Goliadkin será suplantado por el otro y su vida acabará siendo degradada.
No solo perderá sus relaciones, su trabajo, sus pertenencias, sino también sus sueños; hasta llegar a la desintegración de su personalidad, convirtiéndose en una “no persona”.


Criterios dramatúrgicos

La adaptación hace pié en los aspectos de ambigüedad y extrañeza inherentes a esta aparición (imagen materializada de un doble) que interroga y duplica una identidad, invadiendo así la subjetividad de G. y provocando un universo de conspiración y ambivalencia afectiva.

Los diálogos sostienen situaciones que ponen en tela de juicio, las percepciones de un pretendido “observador imparcial” y al mismo tiempo el lenguaje ajeno de “lo ruso” se presenta como una experiencia de alteridad radical con lo otro inmanente en la lengua.

Al mismo tiempo las líneas de tensión creciente, entre la palabra y las acciones (actuación), dibujan sentidos que no siempre se corresponden, borroneando los márgenes entre ficción y realidad, acumulando datos que se ordenan por capas que van tomando diferente espesura en el relato, apoyándose en distintas lógicas: obsesiva, paranoica, onírica, etc.
Nos valemos de distintos monólogos para expresar la disociación mental del personaje que se asume otro, hablando con su propio yo desdoblado, aun antes de toparse con su copia viviente.

Ideas sobre la puesta en escena

Nos propusimos trabajar desde una estética realista con cierta estilización de las imágenes y situaciones, que si bien no determinaría una época histórica, esbozaría una temporalidad cercana al siglo XXI.

Desde el punto de vista del espacio escénico, la idea fue partir de un pequeño y atractivo salón palaciego, separado por un espeso cortinado de un baile de cumpleaños.

La escenografía se conformó con varias mesas pequeñas de igual tamaño y sillas de madera idénticas que sirviesen para armar tanto una burocrática oficina como la casa del protagonista además de un biombo, un sillón y un par de lámparas.

Todos los elementos serían ligeros y transportables, permitiendo su rápido armado y remoción.

En la construcción de los distintos sectores nos propusimos estructurar algunos sentidos, en base a la temática que plantea la obra:

la posibilidad de “duplicidad” de los elementos escenográficos anteriormente mencionados, que se convertirán en otros con distinta función, doblando a los primeros.
La instalación de una especie de “circuito en tránsito”, rediseñado dinámicamente durante la puesta por los mismos actores; lo cual jugaría dramáticamente con ese límite: verdad/simulación, que también plantea la obra cuando se descubren los planteos subjetivos del protagonista.
El empleo de distintos niveles (tres planos desde el proscenio hacia atrás) serviría para dar forma a una especie de pirámide, señalando un orden estricto, burocrático y social. Adelante el pueblo, junto a las butacas (exteriores, puertas y espacios públicos) al medio la oficina y el interior de la casa y más atrás el suntuoso palacio. Se armaría un circuito en todo el espacio escénico, agregando movimiento a la sucesión.

Los sectores a construir estarán dados entonces, por elementos conceptuales:

Salón lujoso del palacio Olsufi.
Interior de vivienda austera
Oficina pública de la burocracia, con una entrada desde la calle
Salón de un bar y pastelería
Calle exterior

Sobre la iluminación:

La iluminación elegida demarcaría sectores y ambientará los distintos interiores y/o exteriores, particularizando en cada uno de ellos, la atmósfera requerida por la obra.
En las escenas oníricas la luz resalta con verdes y amarillos intensos el clima enrarecido de las situaciones. Por otro lado una luz mas fría baña los exteriores, contrastando con la calidez de los ambientes.

Sobre el vestuario:

En general se trato de dar una semblanza de las distintas vestiduras rusas según escala social, sin pretender situar una época en particular.

Los siete actores masculinos vestirán un ambo (saco y pantalón) neutro, camisa clara de cuello redondo especial y pantalón oscuro, a manera de uniforme, sobre el cual se alternaran los distintos elementos, sacos, chalecos, abrigos, gorros, etc. que den cuenta de las situaciones dramáticas y las jerarquías establecidas. Como calzados se usaran zapatos y botas negras.

La única actriz mujer, llevaría un par de vestidos acordes con las situaciones de fiesta y el sueño, de acuerdo con su alto rango y situación social, conformando una idea de mostrar a la mujer como figura femenina idealizada.

Agencia de Noticias Sudamericana

Goliadkin y yo

“Todo llega a su debido tiempo si uno sabe esperar”, espeta irónicamente el señor Yakov Pretovich Goliadkin, triste funcionario público en Rusia cuyo puesto en el escalafón saltean las autoridades ante la designación para una vacante. Calculador, miserable y paranoico, el protagonista de “El otro Señor G” cree que sus compañeros urdieron una conspiración en su contra y truncaron su ascenso. Y su psiquis se resquebraja cuando se dispone a una batalla que lo sume en el ridículo y la decadencia.

Al abandono en que Goliadkin empuja los prospectos soviéticos del buen comportamiento sucede el desprecio general que insufla nuevos argumentos en la percepción del mundo con que analiza los hechos. Llaga hedionda y sin sutura, su reacción ante el injusto nombramiento supura lo peor de sí mismo y las personas que lo rodean, tal como su mente las construye.

Y es que la adaptación que hace Alfredo Martín sobre “El Doble”, novela que escribiera Dostoievski, le muestra al espectador la viscosa y fría pesadilla en que se hunde Goliadkin a medida que su recelo crece. Pero también la maliciosa indiferencia con que la sociedad saborea el desplazamiento del delirante y el cálido cobijo con que agasaja a los adulones.

Tema recurrente de la mejor literatura, el problema del desdoblamiento y la escisión entre el sí mismo y el otro recrudece con el avance de la historia. Así, Goliadkin se pregunta y repregunta si acaso no se trata de máscaras que se esconden debajo de otras máscaras, y enuncia su pavor ante la posibilidad de que tras el último velo no exista nada.

Como el alter ego de Jorge Luis Borges, el otro Señor G se nutre y vive del original, come sus pasteles y se deleita con la belleza de la princesa que ama el auténtico. Por momentos, Goliadkin tiene la certeza de que él trabajó y ascendieron al impostor, quien se emborracha a costa de su resaca y progresa cuanto más lo asfixia.

Ambulaciones y extravíos infinitos profundizan el abismo que separa al protagonista de su entorno, y lo ahogan en sus propias cavilaciones. Del palacio en San Petersburgo a su modesto hogar y del bar a la oficina del trabajo la duda que lo aguijoneará permanentemente será “cuál es el verdadero Goliadkin”, si es posible que alguno sea de veras quien es.

Mabel Loschiavo, "La vida de noche" Radio Belgrano

El protagonista de “El otro señor G”, Yakov Petrovich Goliadkin, es un funcionario tranquilo, dedicado a su trabajo, al que le corresponde un ascenso en el escalafón. Pero por circunstancias que ignora, comienzan a relegarlo y no es tenido en cuenta.
En esos momentos aparece un nuevo empleado en la oficina, que para el asombro de Yacob “es su doble” y al que en un momento de confidencias, le pide aliarse para hacer frente a sus enemigos.
De ahí en más, son tantas las presiones, que llevan al protagonista a cometer excesos y colocarse en el centro de las miradas y las críticas.
Esta adaptación se sostiene en un personaje ambiguo, que se concreta en otro (su desdoblamiento mental y real), con sus anhelos, ambiciones y hasta sus defectos.
Con una puesta minimalista, que logra captar el ambiente social de la Rusia del siglo XIX, sus contrastes y rasgos culturales (música, canciones, bailes, costumbres), apoyada por la iluminación que orienta y refuerza el relato.
Muy buenas las actuaciones, consiguen involucrarnos en los conflictos más profundos y en la creciente tensión de sus personajes.

Mabel Loschiavo

Revista cartelera
"La vida de noche" Radio Belgrano (de lunes a viernes de 1 a 5 de la mañana.)
Crítica de espectáculos
Diferentes matices ( A.M 1120 A.M Tango)
Conducción

Gabriel Peralta, Critica Teatral

El otro señor G

Los dobles y la sociedad
Un texto de Fiódor Dostoyevski es el punto de partida de la obra de Alfredo Martín

Tomada como punto de partida la novela “El doble” (1846) de Fiódor Dostoyevski (1821-1881), la obra escrita y dirigida por Alfredo Martín El otro señor G, indaga en el apasionante tema de los paralelos, de los espejos, de la identidad.
El trastrocamiento que se produce en la vida de un individuo, cuando deja esa condición de ser único, es tratado de tal forma por Martín que no deja de lado el mostrar a una sociedad negadora e insensible. La verdad, para esa sociedad, pasa por reconocer como cierto al acomodaticio y ventajista, que responde, festeja y cumple todos los canones sociales (con sus lacras incluidas), en vez del que se encuentra insatisfecho y lo expresa. Así uno quedará acreditado como “verdadero”, y el otro se lo condenará –en una hipócrita piedad- al exilio de la locura.
El director con acierto crea un espacio único que contiene tantos mini-espacios como requiera la obra, logrando de esta manera una perfecta ilación que agiliza la trama y sumerge al auditorio en un universos de limites poco establecidos y con permanentes conexiones.
Las actuaciones son buenas, destacándose Pablo Tiscornia (que elude caer en lugares comunes en su progresiva confusión), Fernando Bracalenti (hipócritamente adorable) y Luis Aponte (recurriendo a una simpática picaresca).
Como dije es muy bueno el diseño espacial ideado por Alejandro Alonso.
El vestuario de Ana Crevello, también es muy bueno, porque a la par que ubica temporal y geográficamente a la pieza, muestra –por elección de paletas y texturas- un mundo oscuro, estudiadamente pulcro y correcto; demasiado ocupado en cuidar las formas.
Por momentos son muy bellos los climas creados por el diseño lumínico de Magali Acha y Fernando Berreta.
Los recovecos de la identidad, la sociedad y sus elecciones, en una obra de lograda estética.

Gabriel Peralta

CRÍTICA: Jorge Auditore, Radio Cultura y FM Palermo

EL ABISMO SIN RETORNO

Un encomiable espectáculo, “de atmósfera” , de clima progresivamente asfixiante, sin golpes bajos, efectismos o pedanterías de puesta, claro y conciso.

Se limita a contar con rigor, en su esencial desnudez, la historia trágica de un hombre condenado por las circunstancias a enfrentarse con “su doble”.

La mediocridad de su entorno lo conduce a una caída vertical al fondo del abismo, al desprecio y la humillación, a la soledad absoluta, ese lugar desde el cual el retorno al punto de partida (su oscura vida de empleaducho) es imposible.

Un relato genial de Dostoievski adaptado al idioma teatral y dirigido con entendimiento profundo y sensibilidad por Alfredo Martín. El elenco (Raymundo Levy, Claudio Rangnau, Alfredo Martín, Hernán Sebastiani, Guillermo Giusto y Silvia Sánchez) se desempeña a la altura de la situación, especialmente, Pablo Tiscornia, entregado a ese juego de masacre con singular candor, vehemencia y “angel”; a su lado no desentonan Fernando Bracalenti (exacto en su siniestro aplomo). Y Luis Aponte, joven actor que exhibe condiciones destacables.

Jorge Auditore, Radio Cultura y FM Palermo

Nota publicada en la revista XXIII, jueves 22 de noviembre de 2007

Descubrí a Dostoievski a los 16 años, sin saber que esas lecturas, marcarían parte de mi vida. Soñé con el crimen de Raskolnikoff, temí al padre de los Karamázov, me fasciné con las maneras de Grúshenka y aposté el todo por el todo con El jugador.

Lo ruso siempre fue para mí, algo que doblaba mi naturaleza, un paisaje humano que me llevaba a otra dimensión, ajena como la nieve, pero al mismo tiempo no menos propia, por soñada. Cuando descubrí a Kafka, volví a visitar ese mundo, aunque ahora ya, diseccionado en sus anécdotas; profundo en sus ambigüedades y llevado a un despojamiento tal, próximo a una desnudez, que paradójicamente lo enriquecía.

Diez años después, como médico, cuando empecé con psicoanálisis, me obsesioné con un texto freudiano: Lo ominoso. Volví a recordar esos pasajes siberianos y comprendí que lo familiar, (Heimlich) puede dar lugar a lo más siniestro (Unheimlich) y que pescar “nuestra imagen inadvertida” en un vidrio espejado puede dejarnos tan perplejos como una película de Hitchcock.

En El doble (1846) me encontré con todo esto y mucho más y me volví a obsesionar. De inmediato avizoré una obra de teatro contenida en esta novela y el hecho de que no hubiese sido comprendida por la subjetividad de su época, agregaba un elemento fascinante a mi decisión de adaptarla.

El pasaje del texto literario a lo teatral me llevó mucho tiempo y presentó distintos desafíos, imposibles de manejar hasta que apareció un trayecto y un tiempo: como manejar el tema de la duplicidad sin gemelos, contando con la actuación; como contar la subjetividad disociada de un protagonista, sin caer en monótonos parlamentos y/o cuestiones psiquiátricas. Como darle peso a la pirámide burocrática para servirse de ella como punto de partida de una conspiración.

Hubo una imagen generadora que me apareció un día en relación a la fiesta del palacio Olsufi: un hombre, el protagonista intentaba colarse en ella atravesando un cortinado y desde ahí empecé a escribir hasta llegar a una 1º versión.

Mi primer intento fue con tres actores, fallido y aleccionador.

Había algo supernumerario en ese mundo que demandaba muchos cuerpos en escena. De la duplicación pasaría a la serie y de allí a la uniformidad. El terreno para que habiten, el ideal y el diferente; el brillante y el opaco; el trabajador y el oportunista. A partir de allí aparecerían las versiones. En la ultima la escena teatral ya estaba absolutamente presente y el texto del “Otro señor G”, ya no era un objeto, porque se oía su respiración.

Biografía: Fiódor Mijaíl Dostoyevski

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Imagen:Dostoevsky 1872.jpg

Primeros años

Fiodor fue el segundo de siete hijos nacidos del matrimonio formado por Mijaíl Dostoyevski y su esposa María Fedorovna. El ambiente familiar de la infancia de Dostoyevski estuvo marcado por un padre autoritario, médico en el Hospital para pobres Mariinski en Moscú, y una madre vista por sus hijos como un refugio de amor y protección. La temprana muerte de la madre por tuberculosis, en 1837, sume al padre en la depresión y el alcoholismo,[6] lo que provoca que finalmente Fiódor y su hermano Mijaíl, sean enviados a la Escuela de Ingenieros militares de San Petersburgo, lugar en el que el joven Fiódor comenzará a interesarse por la literatura.

En el año 1839, cuando contaba con 18 años, le llega la noticia de que su padre había fallecido. Mijaíl Dostoyevski, hidalgo de Darovóye, fue asesinado por sus propios siervos mancomunados que, enfurecidos tras uno de sus brutales arranques de violencia provocados por la bebida, lo inmovilizaron y le hicieron beber vodka hasta que murió ahogado.[7] Otra historia sugiere que Mijaíl murió por causas naturales, pero que un terrateniente vecino suyo inventó la historia de la rebelión para comprar la finca a un precio más reducido.[8] [9] En parte, Fiódor se culpa posteriormente de este hecho por haber deseado la muerte de su padre en muchas ocasiones.[10] Sigmund Freud se fijó en estos hechos para redactar su famoso artículo Dostoyevski y el parricidio (1928).

Dostoyevski sufrió de epilepsia y su primer ataque ocurrió cuando tenía 9 años de edad.[11] Los ataques epilépticos ocurrieron esporádicamente a través de su vida, y se cree que esas experiencias fueron las que formaron las bases para la descripción de la epilepsia del príncipe Myshkin en su novela El idiota como también la de Smerdyakov en Los hermanos Karamázov, entre otros.

Los comienzos de su carrera literaria

En la Academia de Ingeniería Militar de San Petesburgo, Dostoyevski aprendió matemáticas, una materia que despreciaba. No obstante, también estudió la literatura de Shakespeare, Pascal, Victor Hugo y E.T.A. Hoffmann. A pesar de que se enfocaba en áreas distintas a las matemáticas, rindió bien los exámenes y recibió una comisión en 1841. Ese mismo año, escribió dos obras teatrales románticas, influenciado por el poeta romántico alemán Friedrich Schiller. Estas obras fueron Mary Stuart y Boris Godunov, las cuales no fueron preservadas. Dostoyevski se describió a sí mismo como un "soñador" en su juventud, y para esas épocas admiraba a Schiller.

En 1843 acaba sus estudios de ingeniería, adquiere el grado militar de subteniente y se incorpora a la Dirección General de Ingenieros en San Petersburgo.

En 1844 Honoré de Balzac visita San Petersburgo, y Dostoievski, como muestra de admiración, decide traducir Eugenia Grandet para saldar una deuda de 300 rublos con un usurero. Esta traducción despertará su vocación, y poco después de terminarla pide la excedencia del ejército con la idea de dedicarse exclusivamente a la literatura.[12] Ese mismo año deja el ejército y empieza a escribir la novela epistolar Pobres gentes, obra que le proporcionará sus primeros éxitos de crítica. La obra fue editada en forma de libro al año siguiente, convirtiendo a Dostoyevski en una celebridad literaria a los 24 años. En esta misma época comienza a contraer algunas deudas y a sufrir con más frecuencia ataques epilépticos. Sin embargo, las novelas que siguen: El doble (1846), Noches blancas (1948), Niétochka Nezvánova (1849), El marido celoso y La mujer de otro, no tienen el éxito de la primera y sufren críticas muy negativas, lo que sume a Dostoyevski en la depresión.[][]

El exilio en Siberia

Dostoyevski fue arrestado y encarcelado el 23 de abril de 1849 por formar parte de un grupo intelectual liberal llamado el Círculo Petrashevsky bajo el cargo de conspirar contra el Zar Nicolás I. Después de ver las revoluciones de 1848 en Europa, Zar Nicolás I se mostró reacio a cualquier tipo de organización clandestina que pudiera colocar a su autocracia en peligro. El 16 de noviembre, junto a otros miembros del Círculo Petrashevsky, Dostoyevski será condenado a muerte por su participación en actividades antigubernamentales. El 22 de diciembre, los prisioneros son llevados al patio de la prisión para su fusilamiento; Dostoyevski tendrá que situarse frente al pelotón de fusilamiento e incluso escuchar sus disparos con los ojos vendados, pero su pena ha sido conmutada por cinco años de trabajos forzados en Omsk, Siberia. Durante esta época los ataques epilépticos van en aumento. Años más tarde, Dostoyevski le describiría a su hermano los sufrimientos que atravesó durante los años que pasó "silenciado dentro de un ataúd".[ Describiendo el cuartel dónde estuvo, el cual según sus propias palabras "debería haber sido demolido años atrás", escribió:

En verano, encierro intolerable; en invierno, frío insoportable. Todos los pisos estaban podridos. La suciedad en los pisos tenía una pulgada de grosor; uno podía resbalar y caer... Eramos apilados como anillos de un barril... Ni siquiera había lugar para dar la vuelta. Era imposible no comportarse como cerdos, desde el amanecer hasta el atardecer. Pulgas, piojos, y escarabajos por celemín.[]

Es liberado en el año 1854, y se reincorpora al ejército como soldado raso. Durante los siguientes cinco años estará en el Séptimo Batallón de línea acuartelado en la fortaleza de Semipalátinsk en Kazajistán. Mientras se encontraba allí, comenzó una relación con María Dmítrievna Isáyeva, la esposa de un conocido de él en Siberia. Se casaron en febrero de 1857, después de la muerte de su esposo.

Dostoyevski se convirtió en un agudo crítico del nihilismo y del movimiento socialista de su época, y en parte dedicó sus libros Los endemoniados y Diario de un escritor en exponer el conservadurismo y criticar las ideas socialistas. M[]ás tarde formó una amistad con el estadista conservador Konstantin Pobedonostsev, y abrazó algunos de los principios del Pochvennichestvo.

Carrera literaria posterior

Imagen:Grab-dostojewsky.JPG

Tumba de Dostoyevski en el Monasterio Alexander Nevsky.

Tumba de Dostoyevski en el Monasterio Alexander Nevsky.

Es un momento crítico en la vida del autor. Dostoyevski abandonará desde entonces sus pensamientos radicales y se convertirá en un hombre profundamente conservador y extremadamente religioso. Por esa época comienza a escribir Recuerdos de la casa de los muertos, basándose en sus experiencias como prisionero.

En 1859 tras meses de laboriosas gestiones, consigue ser licenciado pero con la condición de residir en cualquier lugar menos en San Petesburgo y Moscú, por lo que se traslada a Tver. Estando allí logra publicar El sueño del tío y La aldea de Stepánchikovo. Las obras no obtuvieron la crítica que Dostoyevski esperaba.[ ]En diciembre del mismo año finalmente se lo autoriza a regresar a San Petesburgo donde fundará con su hermano Mijaíl la revista Vremya (Tiempo), en cuyo primer número comienza a aparecer Humillados y ofendidos, obra también inspirada en su etapa siberiana. Para entonces, su obra Recuerdos de la casa de los muertos tiene un gran éxito al ser publicada por capítulos en la revista El Mundo Ruso.[]

Durante los años 1862 y 1863 realizará diversos viajes por Europa que le llevarán a Berlín, París, Londres, Ginebra, Turín, Florencia, Viena, etc. Durante el transcurso de estos viajes comienza una relación con Paulina Súslova, una estudiante de ideas avanzadas, que lo abandona poco después. Pierde mucho dinero jugando a la ruleta, regresando a Rusia a finales de octubre de 1863, solo y sin dinero. Durante este tiempo su revista ha sido prohibida por la publicación de un artículo sobre la revolución polaca de 1863.[]

En 1864, nuevamente junto a su hermano, consigue editar una nueva revista llamada Epokha (Época) en dónde publican Memorias del subsuelo. Ese mismo año el ánimo de Dostoyevski acaba de quebrarse tras la muerte de su esposa, seguida poco tiempo después por la de su hermano. Además, su hermano Mijaíl deja viuda, cuatro hijos y una deuda de 25000 rublos a las que Fiódor tiene que hacer frente.[] Se hunde en una profunda depresión y en el juego, que le sigue provocando enormes deudas. Para escapar de todos sus problemas financieros huye al extranjero, donde pierde el dinero que le queda en los casinos. Allí, se reencuentra con Paulina Súslova e intenta volver con ella, pero es rechazado.

En 1865 comienza la redacción de Crimen y Castigo, una de sus obras capitales, que empieza a aparecer en la revista El Mensajero Ruso con gran éxito. A la vez, y en sólo veintiséis días, dicta a su joven secretaria Anna Grigórievna Snítkina su obra El jugador. La relación con Anna se va estrechando hasta que finalmente se casa con ella el 15 de febrero de 1867.[]

Juntos, continúan sus viajes por Europa, y en Ginebra nace y muere poco después su primera hija. En 1868 escribe El idiota. En 1871 termina Los endemoniados, publicándola al año siguiente. A partir del año 1873 publicará la revista Diario de un escritor[], en la que escribirá él solo, recopilando historias cortas, artículos políticos y crítica literaria, cosechando también gran éxito. Esta publicación se verá interrumpida cuando comience en 1878 la redacción de Los hermanos Karamázov, que aparecerá en gran parte en la revista El Mensajero Ruso.

En 1880 participa en la inauguración del monumento a Aleksandr Pushkin en Moscú, donde pronunciará un memorable discurso sobre el destino de Rusia en el mundo.[20] El 8 de noviembre de ese mismo año, termina Los hermanos Karamázov en San Petersburgo. Muere en dicha ciudad, el 9 de febrero de 1881, de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico. Fue enterrado en el Cementerio Tikhvin, dentro del Monasterio de Alexander Nevsky, en San Petersburgo. Se calcula que asistieron al funeral unas 60 mil personas.[21] En su lápida sepulcral puede leerse el siguiente versículo de San Juan, que sirvió también como epígrafe de su última novela, Los hermanos Karamazov:

En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto.

Influencia


Imagen:Omsk Dostoyevskiy Monument.jpg

Estatua de Dostoyevski en Omsk.

Estatua de Dostoyevski en Omsk.

La influencia de Dostoyevski es y ha sido inmensa, desde Hermann Hesse a Marcel Proust, William Faulkner, Albert Camus, Franz Kafka, Yukio Mishima, Roberto Arlt, Ernesto Sábato y Gabriel García Márquez, por mencionar unos pocos autores. [][]Realmente ninguno de los grandes escritores del siglo XX ha sido ajeno a su obra (con algunas raras excepciones como Vladímir Nabókov, Henry James o D.H. Lawrence). El novelista estadounidense Ernest Hemingway también citó a Dostoyevski en una de sus últimas entrevistas como una de sus mayores influencias.[]

Esencialmente un escritor de mitos (y a este respecto comparado a veces con Herman Melville), Dostoyevski creó una obra con una inmensa vitalidad y un poder casi hipnótico caracterizado por los siguientes rasgos: escenas febriles y dramáticas donde los personajes se mueven en atmósferas escandalosas y explosivas, ocupados en apasionados diálogos socráticos «a la rusa», la búsqueda de Dios, el mal y el sufrimiento de los inocentes. Los personajes se pueden clasificar en diversas categorías: humildes y modestos cristianos (Príncipe Mishkin, Sonia Marmeládova, Aliosha Karamázov), nihilistas autodestructivos (Svidrigáilov, Smerdiakov, Stavroguin, Maslobóiev), cínicos libertinos (Fiódor Karamázov, el príncipe Valkorskij —Humillados y ofendidos—), intelectuales rebeldes (Raskólnikov, Iván Karamázov); además, sus personajes se rigen por ideas más que por imperativos biológicos o sociales[]

En las novelas de Dostoyevski transcurre poco tiempo (muchas veces sólo unos días) y eso permite al autor huir de uno de los rasgos dominantes de la prosa realista: el deterioro físico que produce el paso del tiempo. Sus personajes encarnan valores espirituales, que son, por definición, intemporales.

El escritor austriaco Stefan Zweig afirmó de aquellos:

Apartados del mundo por amor al mundo, irreales por pura pasión de realidad, las figuras de Dostoyevski parecen, al principio, un poco simplistas. Su marcha no es rectilínea, ni persigue ningún fin visible. Estos hombres todos adultos, todos hombres hechos, andan por el mundo a tientas como los ciegos y tienen el torpor de los borrachos. Los vemos detenerse, mirar en derredor, hacer todo género de preguntas, para aventurarse de nuevo, sin esperar respuesta, hacia lo desconocido.

Tres maestros. Balzac, Dickens, Dostoyevski (1920)[]

Otros temas recurrentes en su obra son: el suicidio, el orgullo herido, la destrucción de los valores familiares, el renacimiento espiritual a través del sufrimiento (siendo éste uno de los puntos capitales), el rechazo a Occidente y la afirmación de la ortodoxia rusa y el zarismo.[25] Eruditos como Mijaíl Bajtín han caracterizado el trabajo de Dostoyevski como polifónico: al contrario que otros novelistas, él no parece aspirar a tener una visión única y va más allá describiendo situaciones desde varios ángulos, Dostoyevski engendró novelas llenas de fuerza dramática en las que personajes y puntos de vista contrapuestos se desarrollan libremente siempre en un violento crescendo[]

El autor ruso Alexei Remizov escribió desde el exilio en París en 1927: "Dostoyevski es Rusia. Rusia no existe sin Dostoyevski"[]

Todos los críticos coinciden en afirmar que Dostoyevski, junto con Dante Alighieri, William Shakespeare, Miguel de Cervantes, Víctor Hugo y otros pocos elegidos, ha influido decisivamente en la literatura del siglo XX, especialmente en lo que al existencialismo y al expresionismo se refiere.[]

Obras principales

Relatos cortos

Avance de la obra (Video)