El tema y criterios dramatúrgicos

Propuesta artística:

La obra de teatro “EL otro señor G.” es una adaptación libre de la 2º novela de Fedor Dostoyevski, El doble – 1846, que toma un tópico clásico de la literatura de finales del siglo XVIII, El doble.


El tema:

Muchos autores literarios han tratado este tema, desde Edgar A. Poe con William Wilson hasta José Saramago mas recientemente: El hombre duplicado, pasando por Le Horla de Guy de Maupassant; El extraño caso de Dr. Jekill y Mister Hyde de R. L. Stevenson; El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde; Desesperación de Vladimir Nabokov; Coparticipe secreto y Corazón de las tinieblas de Joseph Conrad; Lejana, Una flor amarilla, El perseguidor y La noche boca arriba de Julio Cortazar; Operación Shylock de Philip Roth; Aura de Carlos Fuentes; El club de lucha de Chuck Palaniuk, entre otros ya mas actuales.
Incluso algunas de estos materiales se han llevado tanto al cine como al teatro con diferente suerte. Pero es Fiodor Dostoyevski quien se interna exhaustivamente en los recovecos de la mente de su protagonista, Yakov Petrovich Goliadkin, para concebir un texto formidable y visionario. Una historia que cursa entre la ficción y la realidad, entrelazando puntos de realidad objetiva y de fantasía psíquica mostrando sus despliegues y articulaciones.
Aclaremos que por la época se trata de un material prepsicoanalítico. Sigmund Freud escribirá: “La interpretación de los sueños”, casi cincuenta años más tarde. Y luego será base de otros textos, entre ellos uno de carácter ensayístico psicológico, escrito por el Dr. Otto Rank; así como una de las fuentes del capitulo “Lo ominoso” también de las obras de Sigmund Freud.


Síntesis argumental:

El protagonista decide terminar con su presente anónimo de empleado público de la burocracia rusa. Lo han ignorado en su escalafón, ascendiendo a otra persona en un puesto vacante, situación que precipita su deseo de rebelarse. Pasa a la acción “alterando” su vida abruptamente, intentando realizar lo que hasta ese día era solo un sueño del porvenir.
Se propone ascender en la escala social, intentando abordar a la hija de su jefe y comete un par de imprudencias y escándalos, que lo colocan en una situación ridícula, de desprestigio y reprobación social.
Herido en su amor propio, se siente despreciado e intuye una conspiración urdida en su contra por sus superiores y compañeros y en ese momento se le aparece materialmente un doble, “un impostor”.

A partir de este hecho insólito, su fantasía crece y se superpone a una realidad que se torna amenazadora. Goliadkin intentará acercarse a su duplicado, para aliarse y hacer frente a quienes imagina como sus enemigos, vengándose de ellos; pero en ese intento será traicionado por este mismo personaje/duplicado, quien terminará doblándolo.

En medio de una vertiginosa sucesión de hechos, que se suceden al modo de una pesadilla, se rebasa el cauce de la propia identidad, usurpándosela. Lo ajeno cobra vida en lo propio y viceversa. Y lo que se experimenta como un deja vu, una intuición del pensamiento, terminará siendo una verdad del destino: Goliadkin será suplantado por el otro y su vida acabará siendo degradada.
No solo perderá sus relaciones, su trabajo, sus pertenencias, sino también sus sueños; hasta llegar a la desintegración de su personalidad, convirtiéndose en una “no persona”.


Criterios dramatúrgicos

La adaptación hace pié en los aspectos de ambigüedad y extrañeza inherentes a esta aparición (imagen materializada de un doble) que interroga y duplica una identidad, invadiendo así la subjetividad de G. y provocando un universo de conspiración y ambivalencia afectiva.

Los diálogos sostienen situaciones que ponen en tela de juicio, las percepciones de un pretendido “observador imparcial” y al mismo tiempo el lenguaje ajeno de “lo ruso” se presenta como una experiencia de alteridad radical con lo otro inmanente en la lengua.

Al mismo tiempo las líneas de tensión creciente, entre la palabra y las acciones (actuación), dibujan sentidos que no siempre se corresponden, borroneando los márgenes entre ficción y realidad, acumulando datos que se ordenan por capas que van tomando diferente espesura en el relato, apoyándose en distintas lógicas: obsesiva, paranoica, onírica, etc.
Nos valemos de distintos monólogos para expresar la disociación mental del personaje que se asume otro, hablando con su propio yo desdoblado, aun antes de toparse con su copia viviente.